Estaban tres ciegos ante el elefante. Uno de ellos le palpó el rabo y dijo: “es una vieja cuerda”. Otro acarició una pata del elefante y opinó: “es un tronco de una gran palmera”. Y el tercer ciego apoyó la mano en el cuerpo del elefante y adivinó: “es una pared de barro”.
Alguien escribió esta fábula que ejemplifica nuestra condición ante la posibilidad de contratación de un seleccionador nacional que permita regresar a un Mundial de Fútbol, en Qatar 2022.
Parece que al igual que estos ciegos estamos entrenados para no ver más que pedacitos de ese elefante, llamado Selección Chilena.
El fútbol le ha dado espacio prácticamente a todo tipo de personas en nuestro querido país, dejando algunos enseñanzas e influencias que nunca olvidaremos.
Nuestra selección en los últimos 14 años ha tenido seleccionadores de nacionalidad extranjera, como fueron Bielsa, Borghi, Sampoli, Pizzi y Rueda. Cada uno con resultados diversos en competencias internacionales.
Un común denominador que puede ayudar al análisis para la actual cúpula de la ANFP, es que Borghi, Sampaoli y Pizzi, dirigieron clubes chilenos; pudieron embuirse de nuestro país, su idiosincracia y gente, y lo más importante para un director técnico, conocer el carácter de sus dirigidos.
Por cierto, Marcelo Bielsa, llegó a nuestra selección con futbolistas que en su gran mayoría jugaban domingo a domingo en el fútbol local. Recordemos que los fines de semana, se le veía usualmente en alguna caseta del estadio dispuesta para su observación.
El tema de la elección del DT para la ‘Roja’ no debe considerar como algo excluyente la nacionalidad. ¿Puede ser considerado un entrenador chileno? Sí. Ya varios cuerpos técnicos encabezados por especialistas de este país han dado muestras de su trabajo, profesionalismo y resultados.
La decisión debe fijarse en otros parámetros como, por ejemplo; antecedentes en relación al estado de los actuales futbolistas seleccionados, en las experiencias comparadas, en la proximidad de los partidos clasificatorios, en obtener resultados a corto, mediano y largo plazo, en definir si el tiempo estará solo para la adulta o se complementará con las selecciones menores.
Esas son sólo algunos de los temas que plantean interrogantes, que no son de fácil ni rápida respuesta, pese a la urgencia de la situación y al contexto actual donde las redes sociales y la opinión pública en general toman una preponderancia inusitada en tiempos pretéritos. En ese escenario, preocupa que haya filtración de candidatos de nombre que probablemente ni saben que están postulando al cargo y que hayan aparecido tantos postulantes como letras del abecedario. Se observa como algo lamentable, que lleva una vez más a dudar del análisis y a pensar que se trata más de fuegos artificiales que de gestiones ciertas.