Revisa el texto de la entrevista efectuada por el periodista Sergio Gilbert, y publicada este lunes 14 de marzo en El Diario Las Últimas Noticias de Chile al entrenador Manuel Pellegrini.
TEXTO DE ENTREVISTA
«Pellegrini sorprende cuando se le pregunta cómo ha logrado llegar a 41 años de casado. «Viviendo una semana con mi señora y tres solo durante el mes», dice. Luego lanza una carcajada. «Es broma, por si acaso», agrega. Su señora -Carmen Gloria Pucci- ahora está jubilada de su labor en las empresas Gasco y pasa con él casi lo mismo que en Chile.
-¿No fue un costo en lo familiar la decisión de hacer su carrera fuera de Chile?
-Es algo que fue asumido como familia. Cuando me fui a Ecuador, a dirigir LigaDeportiva, no había opción de irnos. Mi señora tenía su trabajo y estaban mis tres hijos (Manuel, Juan Ignacio y Nicolás). Deverdad que lo que estaba haciendo era una apuesta. Si no me iba bien, volvía a los tres meses.
-Siguió de largo. Desde 1999 que no trabaja en Chile. ¿No siente que se perdió mucho del crecimiento de sus hijos?
-No estuve diariamente en un período importante como la pubertad. En eso fue un pilar esencial mi señora. Pero no tengo sentimientos de culpa porque nunca dejé de tener contacto con ellos. Cuando me fui a Argentina mis hijos iban casi todos los fines de semana a ver los partidos y cuando estuve en Manchester City mi hijo Manuel vivió allá conmigo. Creo sinceramente que lo que no les di en presencia constante sí lo di en cercanía, diálogo, formación. Los tres son buenas personas y profesionales, que me llena de orgullo.
-¿Cómo es su relación con ¿Cómo le dicen? sus nietos?
-Me dicen Tata y creo que es buena. Tengo nueve nietos y uno más en camino y soy un abuelo tremendamente malcriador. Como debe ser, no más, para eso tienen padres,
-¿Y cómo es con sus dirigidos? ¿Papá o jefe?
-No hay dudas: hago respetar la jerarquía. Los jugadores deben saber que el entrenador es el jefe, no hay posibilidad de una relación más allá de lo profesional. Nunca he sido amigo de alguno de mis jugadores.
-¿No es bueno crear lazos?
-No de esa forma. Si uno es amigo de un jugador, el resto comienza de inmediato a sentir que no es valorado igual por el DT. Todos deben ser iguales y así se los hago ver desde el principio.
-¿Cómo lidia con la generación millennial? Hoy todo es distinto al siglo pasado. Los niños no juegan a la pelota en la calle. Juegan Play.
-Sin duda que es un cambio importante. Y es algo a lo que, como líder de un equipo, hay que adaptarse.
-¿Cómo lo hace?
-De varias maneras. Una es que vean fútbol al menos cuando estamos concentrados y en horas en que estemos juntos, como en charlas y comidas. Luego depende de ellos porque no puedo obligarlos a ver partidos en sus habitaciones ni en sus casas.
-¿Siente que las redes sociales son también atentatorias de alguna forma? Usted no tiene Twitter ni Instagram.
-No, no tengo redes sociales, pero sí gente a mi lado que me cuenta lo que sucede en ella con los jugadores. Es un tema del que hay que estar al tanto.
-¿Cómo se acerca a estos jóvenes? ¿Sabe, por ejemplo, qué música escuchan?
-Lo sé porque en los camarines son ellos los que ponen la música. Y me esfuerzo por conocer lo que se escucha hoy porque eso me ayuda a saber de ellos. Es parte de mi trabajo como DT.
-Usted tiene 68 años y físicamente está impecable. ¿Sigue jugando golf?
-Sí, aunque más que jugar una vez a la semana estoy en clases de golf. Y también de tenis.
-¿Y les hace caso a sus entrenadores?
-Jajaja, sí, a los entrenadores hay que hacerles caso. Y me gusta hacer así esos deportes porque no estoy para competir con nadie a estas alturas y resulta que yo soy súper competitivo y me frustra perder. También voy dos veces a la semana al gimnasio.
-¿Le tiene miedo a la vejez?
-Miedo no, pero le estoy dando pelea a la vejez, aunque sé que es una batalla que inevitablemente perderé.
-¿Cuándo comenzó a preocuparse de este tema?
-Fue cuando cumplí 50 años. Ahí dije que a partir de ese momento le ponía una «s» en lugar de la «c» a mi edad. Cada vez que me preguntaran mi edad diría: «Sincuenta». Jajajá.
-Usted es activo. ¿Cuándo cree usted que sentirá la hora de dejar el ritmo que lleva hoy?
-Mi papá, que era muy sabio, siempre decía que uno deja de ser joven cuando un día no puede hacer lo que hizo ayer. ¿Cuándo me retiraré del fútbol? No lo sé porque es el fútbol el que lo retira a uno. Ya me pasó como jugador y ahora me pasará como entrenador. El día que nadie quiera contratarme seguro que será el día del adiós.
-¿Ha pensado qué hará después de eso?
-No, más bien he pensado en lo que seré en la próxima vida que me tocará vivir: músico.
– ¿Músico?
-Es que me encanta la música y no tengo talentos. No sé tocar ningún instrumento y me encantaría aprender. Admiro a los que tienen ese talento. Hasta lo envidio porque yo solo envidio a los que saben más que yo. Por ahora, solo disfruto de la música a mi manera: me tiro a la piscina y escucho música.
-¿Qué escucha?
De todo, pero soy fanático de la música y canciones de los 60, 70 y en especial de los 80. No hay dudas de que tuve suerte de ser joven en esa época.
«Quise ser médico, pero no me dio el puntaje»
Pellegrini aclara que no es tímido, sino que introvertido. Que en una reunión social le gusta más escuchar que hablar. «Tenemos dos orejas y solo una boca. Algo quiere decir у eso», reflexiona. Su esposa, dice, es igual que él, poco dada a los eventos, pero sí a viajar y disfrutar espacios de cultura.
El Ingeniero también cuenta otra historia poco conocida: «Yo quise ser médico y no me alcanzó el puntaje en la Prueba de Aptitud Académica. Y fue raro porque salí del colegio con un 6,6 de promedio y me fue bien en todas las pruebas, salvo en la específica de biología. Saqué como 400 puntos, no entiendo aún por qué. Así que por eso me metí a estudiar ingeniería porque apara eso me daba el puntaje.
«No sé por qué la gente piensa que soy una persona de derecha»
Hablando de fútbol y de la forma de alcanzar un triunfo, Manuel Pellegrini cae en un tema que pocas ve- ces ha tocado públicamente. «Si no hay esfuerzo colectivo y sólo cada uno quiere sobresalir entonces se producen los conflictos. Es como ha pasado en Chile con la clase política», dice.
-¿Cuál es su visión al respecto?
-Que la clase política chilena, y estoy hablando la de los dos lados, es decir, de la derecha y la izquierda, ha tenido un de- clive notorio en los últimos años. Y eso se ha traducido en un freno a la senda de pro- greso sostenido que había mostrado el país en las últimas décadas.
-¿Por qué cree que se produjo?
-Por culpas repartidas. La clase política se ha dedicado a reventarse entre sí. El que está en la oposición trata de hacerle el camino difícil al gobierno de turno. Y eso lo han hecho la derecha y la izquierda en los últimos diez años, diría yo.
-¿Todo estaba bien antes?
-En verdad, yo tengo conciencia política desde que salí de la universidad en 1970. Y creo que a partir de esa década, y diría que hasta hace 10 años, había un ca- mino que hacía que Chile progresara, incluso ante dificultades. Pero eso se perdió y yo que vivo hace veinte años en Europa puedo decir que acá están sorprendidos de lo que ha pasado en Chile.
-¿Qué ha pasado?
-Lo que le hablaba de la clase política, pero también hay otras cosas como las colusiones y las injusticias sociales. Eso ha generado un sentimiento de división tremendo en el país.
-Usted es percibido como una persona de derecha. ¿Asume errores de ese sector?
-No sé por qué la gente piensa que soy de derecha. Nunca lo he expresado y ahora he dicho que ambos lados tienen responsabilidades.
-Pero usted hizo un comercial publicitando una AFP.
-Las AFP no son de derecha. Se trata de un sistema de pensiones con el cual uno puede o no estar de acuerdo. -¿Cree usted que se justificó el estallido social? -Para mí el único estallido social fue el que hubo cuando se reunió un millón de personas a protestar por las injusticias en educación, salud, pensiones y por las colusiones. A eso adhiero claramente, pero no a las destrucciones ni a los actos que se hacen todos los viernes.
-¿Tiene fe en que se escribirá una buena nueva Constitución?
-Eso esperamos todos, pero es algo que hay que ver.
-¿Votará en el plebiscito?
-Yo siempre he votado, aunque la última vez para presidente no pude porque no alcancé a cambiarme para votar en España. Pero ahora iré al consulado a ver qué tengo que hacer para votar.
-¿Le hubiese gustado ser uno de los constituyentes?
-Para nada. No siento que tengo las capacidades para eso. Soy ingeniero y entrenador de fútbol y, de verdad, no creo que hubiese tenido un rol a la altura de lo que se espera en la redacción de una Constitución».
Lee la entrevista completa efectuada por el periodista Sergio Gilbert en LUN.
